Las mejores fotos de Aldo Sessa: 60 años en seis imágenes



El artista elige lo mejor y más personal de su retrospectiva, archivo Aldo Sessa.

Un Aldo Sessa desconocido, experimental, investigador, viajero, cronista…, que va más allá de las icónicas imágenes de sus libros. Ahora vuelve desplegarse de la manera más completa el mundo creativo de este artista en la muestra «Archivo Aldo Sessa 1958-2018: 60 años de imágenes» en 400 metros cuadrados del subsuelo del Museo de Arte Moderno.

Son 700 fotos de entre 1958 y la actualidad, seleccionadas tras una investigación en su archivo de 800.000 imágenes por Victoria Noorthoorn y equipo, con montaje teatral creado por la diseñadora, escenógrafa y cineasta brasileña Daniela Thomas.

Puesto a elegir, Sessa decidió hacer de guía en un recorrido por sus temas recurrentes en seis imágenes que resumen seis décadas de mirada y de arte.

Traslado del féretro de Perón a San Vicente, 2007

Las mejores fotos de Aldo Sessa


El núcleo Fotoperiodismo (1969 – 2007) recorre sus inicios como colaborador de la nacion y La Gaceta de Tucumán, y la pasión de registrar hechos históricos. «Comencé a los 17 años. Me gusta mucho la adrenalina que se vive en momentos peligrosos, políticos. En el traslado del féretro de Perón había una muchedumbre y yo estaba con mi Leica. Levanté la cámara y disparé sin mirar. La escena duró unos segundos: el gorro y las flores desaparecieron dos pasos más allá. Me robaron el teléfono y la billetera, ¡pero no la foto!»

«Volviendo a casa», La Boca, 1959

Las mejores fotos de Aldo Sessa


Corresponde al núcleo Vieja Buenos Aires (1958 – 2001), en el que se agrupan fotos de esta obsesión de toda su vida que es la ciudad. «Iba todos los sábados a La Boca, sobre todo cuando el día estaba nublado. En esos años estaba muy influido por el cine italiano. Como me fascinaba la fotografía, miraba las películas a pleno, pero observaba cómo resolvían las tomas, la luz, los colores. Veía cómo Antonioni no descuidaba ni un cuadro desde el punto de vista fotográfico. Yo buscaba lo mismo. Los colores de esta foto están en una gama, ninguno se molesta. Es muy monocromática. Y hay una historia contenida en ese tren de carga que se está moviendo lentamente y le imprime movimiento, mientras ella, estática, espera».

Annemarie Heinrich, Buenos Aires, 1994

Las mejores fotos de Aldo Sessa


En el núcleo de Retratos (1957 – 2017) hay una selección de fotógrafos, artistas visuales, arquitectos e intelectuales relacionados con la biografía de Sessa o con la historia de este museo. «Annemarie fue una fotógrafa que yo siempre admiré, inclusive antes de fotografiar. Una retratista eximia. Era el símbolo de la gran calidad y el buen clima en todas sus fotos. Dominaba la técnica, pero tenía ese golpe artístico, además de que manejaba la luz espléndidamente, como los fotógrafos de su tiempo. Un día la invité a mi estudio para hacerle un retrato, y le hice esa foto. Teníamos una muy buena relación, siendo ella tan importante y yo un fotógrafo menor», dice. Las cámaras con las que posa son de Sessa: una Leica A de 1928 con un trípode de época que a Heinrich le gustaba muchísimo. Detrás, hay una cámara de gran formato que perteneció a Alejandro Witcomb, otra leyenda de la fotografía.

Vladímir Vasiliev, Teatro Colón, 1982

Aldo Sessa


Sin flash, sin trípode, Sessa registra la espera de los músicos, los gestos y el instante en que el bailarín vuela. «Vasiliev está esperando entre bambalinas, y la luz es la del escenario. Le preguntaron qué opinaba de mis fotos. Dijo: ‘Se mueve como un gato y fotografía como si lo hiciera a través del ojo de una cerradura’. Me encantó».

Flatiron Building, Nueva York, 2016

Aldo Sessa Nueva York


Parece un collage, pero no: es toma directa, como todas las fotos de Sessa. «Fue sacada en el cordón de la vereda, después de una nevada, donde hay un poco de nieve de un lado, y hielo y cemento del otro. Me divierte resolver todo en toma».